Los neuroquímicos de mi cerebro están volviendo a ser ellos mismos, poco a poco. Estoy dejando gradualmente de tomar fluoxetina (es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina ISRS) y mi cerebro lo nota.
¿Resultado? Voy recuperando mi intensidad emocional natural y también mi forma de pensamiento habitual… No es que eso sea bueno o malo… es que es lo que hay.
El motivo de empezar a tomar fluoxetina fue precisamente que necesitaba anestesia emocional y no darle tantas vueltas al coco para poder seguir adelante con mi vida en ese momento, sin tirarlo todo por la borda. Vamos, busqué “anestesia para la vida”.
La droga cumplió su función. Así que genial. Fui capaz de seguir colaborando en la clínica y fui capaz de seguir con el máster y fui capaz de que las cosas personales no me afectaran tanto como suelen hacerlo. Mi pensamiento dejó de ser tan rumiativo, desaceleró la velocidad y mis emociones dejaron de ser tan intensas y mi reactividad a esas emocionest, también.
A algunas personas, los antidepresivos de este tipo (ISRS) no les van bien o no les hacen efecto. A mí sí. Los he tomado muy pocas veces, pero cuando los he tomado, han cumplido la función que necesitaba.
Estos medicamentos en algunas personas tienen algunos efectos secundarios (si lees el prospecto no te los tomas jajaja).
La retirada debe ser paulatina, sin prisa, para que el cerebro se vaya a acostumbrando y reajustando con calma. Si no, puede hacer un efecto rebote. Eso tu médico te lo indicará.
Así que… aquí estoy, volviendo a sentir y a pensar poco a poco como antes: con más intensidad.
¿Consecuencia? Volver a emocionarme con la música y con muchas otras cosas, volver a darle más vueltas al coco, volver a tener un pensamiento profundo…
Si reflexiono sobre ello… la verdad es que me gustaría eso de tener un botón natural y sin efectos secundarios que pudiésemos activar en plan: “ahora le subo la intensidad a la percepción, ahora se la bajo”, “ahora quiero pensar profundo, ahora no”, “ahora quiero darle vueltas a esto, ahora no” juassssssssssssssssssssssssss. Pero no es así. Somos animalicos movidos por nuestra manera de percibir y procesar el mundo. 🙂
En mi caso, vivir sin drogas, como he hecho la mayor parte de mi vida, es vivir todo muy intensamente, pensar todo muy intensamente y eso es agotador en sí mismo. Pero tiene cosas muy buenas. Cuando hay placer, también es placer intenso, placer infinito, éxtasis elevado a la máxima potencia.
Después está la segunda parte: no dejarse llevar por esa intensidad. Si me dejara llevar… habría cometido demasiadas “locuras”. Para no dejarse llevar, entra en juego la corteza prefrontal que se encarga, entre otras cosas, de evaluar las consecuencias de las acciones antes de tomarlas, favoreciendo la conducta basada en la reflexión en lugar del impulso. Mi corteza prefrontal debe tener callos, la pobre… juasss
La práctica de meditación continuada fortalece la corteza prefrontal. Creo que esto me ha salvado muchas veces de tomar decisiones impulsivas. Pero no tengo una corteza prefrontal infalible… en autismo las funciones ejecutivas suelen estar tocadas, y la corteza prefrontal tiene mucho que decir ahí.
Ahora entiendo tantas cosas…
Llevar lo que llaman una “vida adaptativa” es tener la capacidad de estar gestionando continuamente pensamientos y emociones y no dejarnos arrastrar por ellos. Eso todas las personas, seamos autistas o no. No importa.
Pero, para los que percibimos todo de manera tan intensa, el esfuerzo es más grande. Por lo tanto el agotamiento es más grande, la energía que tenemos que emplear es mayor, la percepción intensa es agotadora en sí misma. Recibir muchos estímulos a la vez sin ser capaces de filtrarlos correctamente, sobrecarga el sistema. Por eso ocurren los colapsos en autismo de manera frecuente.
Ahora entiendo tantas cosas…
Así que nada, aquí estoy de nuevo, dispuesta a ser yo, rebajando las drogas, sin anestesia, con mis intensidades y mis profundidades… y a ponerme música en bucle para que la vida se me haga más bonita.
¡Ah! Y para los defensores del uso terapéutico de las sustancias psicodélicas, como la psilocibina, que tiene muchos estudios y se ha demostrado que actúan favorablemente para el tratamiento de algunos trastornos como la depresión, etc. pues… concretamente la psilocibina sí la he probado con fines terapéuticos. Y me hace el mismo efecto que los antidepresivos como la fluoxetina. La duración de los efectos de la psilocibina es más larga (en mi caso), pero cuando pasa el tiempo (afortunadamente), mi cerebro vuelve a mi normalidad. Es decir, a sentir y pensar intenso.
Los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y la psilocibina actúan de manera distinta en el cerebro, pero ambos actúan sobre los receptores de serotonina. Para mí personalmente, ambos me hacen el mismo efecto; y para mí, ninguna de estas sustancias, tiene efectos irreversibles. Tal vez sea porque no las he tomado por grandes periodos de tiempo. Solo de manera muy puntual.
Mi cerebro es como es, nací así y mi propósito en la vida no es vivir drogada para no sentir. Sino, como he hecho siempre, intentar gestionar la intensidad siendo consciente de ella e intentando que no me arrase como un huracán sin rumbo.
Ahora bien, si vuelvo a necesitar drogas en algún momento puntual, iré al médico a pedírselas.
Otras personas necesitan los medicamentos de manera crónica. Pues también está bien. Cada persona es un mundo y tiene unas necesidades diferentes. Así que no juzguemos a unos u otros por tomar esto o aquello porque no estamos en su piel.
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