Pensamientos vagabundos.

Cimientos de arena suelta. Estructura cambiante. Incertidumbre.

Miedo a carecer de sostén; emoción errante, perdida; pensamientos vagabundos que caminan sin rumbo.

Necesitamos estructuras flexibles y fuertes; raíces que nos abracen, que nos sostengan; abrazos firmes, seguros, tranquilos, llenos de confianza y que aumenten nuestra autoestima. Nos necesitamos todos, unos a otros. Nuestra personalidad y nuestra autoestima se van construyendo a base de aprendizajes y vivencias.

Cuando no encontramos seguridad en nuestro entorno o en nuestras relaciones sociales, es más importante todavía reforzar nuestra autoestima, nuestra calma interna. Es importante plantearnos qué relaciones nos hacen bien y cuáles nos afectan negativamente a nuestra autoestima. Porque la autoestima está viva y se nutre también de las relaciones sociales que tenemos.

La autoestima es construida, aumenta o disminuye en función de varios factores. Por supuesto la crianza es uno de ellos: los tipos de apego durante la infancia suman o restan muchísimo en la construcción de la autoestima. Las vivencias que hemos tenido a lo largo de la vida, cómo hemos experimentado nuestro propio caminar… el refuerzo positivo o el castigo de personas que nos rodean, etc. La buena noticia es que la autoestima se puede trabajar y reforzar. Y no, no es un camino fácil.

Y a veces, para fortalecer la autoestima hay que definir mucho los límites.

En psicología las píldoras mágicas no existen y las frases motivaciones vacías de míster wonderful están haciendo verdaderos estragos en la autoestima de las personas. En psicología lo que funciona es el trabajo constante, el compromiso y la motivación para construir o reformular la autoestima.

Feliz momento 🙂

 

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