Viaje a Júpiter

Una luz que me llega por la izquierda y entra en mí. Y potencia algo que vive aquí.

Crece y crece… me expando, y se convierte en la potencia del trueno y me convierto en la fuerza de la tormenta.

Noto la electricidad en mi cuerpo, noto el voltaje en mi alma. Explota… la intensidad del trueno es tan grande que no cabe en mí. Me siento una diosa suprema, altamente estable; trascendental, grandiosa, poderosa, invulnerable.

Termino la meditación. Han sido 30 minutos de poder.

No sé este sonido a qué planeta corresponde. Miro el nombre del archivo. Es Júpiter. Desde hoy me gusta Júpiter.

En los estados no ordinarios de conciencia se sienten cosas diferentes; a veces muy potentes. Al terminar la meditación todo vuelve poco a poco a lo ordinario. Pensamientos, emociones, percepción, etc. Pero el recuerdo permanece como si de una experiencia real se tratase, por eso podemos utilizarlo como un recurso psicológico. Ahora acudo al recuerdo de aquella sensación potente de la meditación de Júpiter cuando me siento vulnerable. Y entonces me siento reconfortada.

Feliz momento 🙂

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