Viaje trascendental a la hiper-realidad

Los colores se mueven, fluyen caóticos y divertidos.

Se abre una brecha en mi pensamiento y a través de ella se vislumbra la eternidad. Las emociones se funden en unidad y viajan hacia allá. La brecha las atrapa, se agranda y se consume a sí misma. Desaparece, desaparezco.

De repente todo tiene sentido. La sensación de realidad infinita inunda todo: emoción, cognición, percepción, materia, imaginación… todo es lo mismo.

Se diluye la unidad, porque se desparrama como un orgasmo inconcluso, perdiendo la fuerza y la esencia, impregnando todo lo que existe y lo que no existe. Y lo que hay entre existencia e inexistencia, queda bañado por mi ausencia.

En esta potente sensación de hiperexistencia o hiper-realidad tuve la suerte de que los límites de la percepción desaparecieran. Me convertí en todas las posibilidades que se puedan imaginar y también en todas las posibilidades inimaginables. Mis sentidos físicos estaban abiertos a una realidad infinita y mis pensamientos y emociones se vieron libres de condicionamientos.

Es un estado difícil de explicar, hay que sentirlo.

Feliz momento 🙂

 

 

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