Caminoterapia. La línea de la vida. Camino de Santiago Francés desde Burgos a Sahagún.

Debido a la crisis sanitaria y a mis estudios, desde diciembre 2019/enero  2020 que hice unas etapas del Camino de Uclés, no había vuelto a salir a caminar varios días seguidos. Caminoterapia, la línea de la vida fue la musa de ese camino.

Tengo por sana costumbre hacer algunas etapas de algún camino de Santiago en octubre de cada año. Pero este año es diferente. Debido al coronavirus, hacer Caminos de Santiago podía ser algo más complicado por las restricciones de la hostelería o a los confinamientos de algunos pueblos por donde pasan algunos caminos. Así que había que ir con la mente abierta a la incertidumbre, cosa  que llevamos practicando desde marzo de 2020.

Estábamos Jorge y yo hablando un día sobre el mes de octubre. Quiero escaparme unos días, aunque sean unas etapas. Él me dijo que también se iba a ir, no sabía a dónde, pero lo necesitaba. ¿Nos vamos juntos? ¡Claro!

A Jorge lo conocí en 2014 en el Camino Aragonés. Nos enamoramos caminando, fuimos compañeros de vida. Después pasamos a ser amigos y ahora somos como hermanos.

Qué fácil sería que las personas se quisieran de verdad y, aunque el amor o los proyectos de vida cambien de forma, las personas se siguieran respetando aunque tomaran caminos diferentes. Pero el mundo no es así de perfecto y los seres humanos tampoco. Si lo fuésemos, no existirían las guerras, las violaciones, la explotación, los celos, las envidias, los juicios o la pobreza. El mundo es como es. Y muchas personas se odian. Es lo que hay.

Hablando con mi querido webmaster se lo comenté. ¿Te vienes? ¡Claro!. Perfecto. También es como mi hermano. Somos familia.

Faltaba decidir el camino. Tras varias ideas optamos por el Camino Francés. Íbamos a hacer desde Burgos a León, pero justo cuando lo decidimos, confinaron León, así que nos quedamos con Burgos – Sahagún.

Cuando se dio cuenta de que iban a ser varios días caminando, mi webmaster decidió que no era buena idea y se quedaría finalmente trabajando en casa (su primo tiene otra opinión de su decisión porque cuando la tomó le hizo el gesto de la gallina jajjajajajajja) Bueno, todo queda en casa. El webmaster se quedó trabajando, Jorge y yo nos fuimos al Camino y el primo del webmaster se partía de la risa.

Fuimos a Burgos en coche. En Burgos vive una amiga: Marta. A ella la conocí en una ruta por Pirineos de un fin de semana. Creo que en 2012, no recuerdo bien. Desde entonces hemos mantenido algún contacto cibernético, pero no la había vuelto a ver.

Desde entonces la vida le tenía preparada una sorpresa a consecuencia de la cual ahora no puede caminar físicamente tanto como antes. Pero sigue siendo la misma caminante de siempre. Caminar no es solo un acto físico. Caminar se hace con el corazón y con la mente. Y Marta sigue siendo una caminante de la vida extraordinaria. Dimos alguna vuelta por Burgos, nos tomamos algo con Marta y nos fuimos a dormir. Al día siguiente comenzábamos a caminar.

Burgos-Hornillos del Camino-Castrojeriz-Frómista-Carrión de los Condes-Calzadilla de la Cueza-Sahagún. Esas fueron nuestras etapas. Como siempre con la guía Gronze consultamos albergues, servicios y alojamientos abiertos.

A diferencia de cualquier otro año en octubre, en esta ocasión muy pocos peregrinos o caminantes andábamos por la meseta del Camino Francés. Por eso fue nuestro elegido.

Siempre elijo caminos solitarios, donde puedo caminar en silencio, sin que parezca una romería (que para romerías ya tengo mi ciudad, y yo en el camino busco soledad). Así que esta situación pandémica ha convertido el Camino Francés no en un camino solitario como pueden serlo otros, pero sí en un camino mucho más tranquilo y silencioso que otros años. Y la meseta… bueno, voy con la meseta.

Conocí la meseta en el Camino de Santiago de Madrid. En aquella ocasión nos regaló una ciclogénesis explosiva que nos demostró el poder de la meteorología. Nos demostró que no somos nada, somos seres insignificantes y pequeños expuestos a merced de los elementos. Somos humildes seres vivos que dependemos de la benevolencia o furia de la madre tierra. Eso a veces se nos olvida.

En esta ocasión la meseta en el Camino Francés nos mostró su cara más amable. Salvo unas quemaduras por el sol en mi lado izquierdo y el cansancio lógico de caminar y haber estado tantos meses sumida en un sendentarismo nada sano, todo ha sido perfecto.

La meteorología agradable para caminar, los cielos inmensos a veces pintados de nubes se unían en el horizonte con océanos de tierra. El viento nos hacía volar con la mente a los confines de esas rectas que en realidad parecían no terminar nunca. Un reseteo mental y físico que casi no recordaba. Una meditación constante al aire libre. Las vistas desde al alto de Mostelares son impresionantes. Belleza sin igual.

A mí me encantan los bosques, me encanta el mar, las cuevas, las montañas, los caminos… me encanta todo. Cada paisaje aporta algo. Pero esos campos infinitos de Castilla y León, el cielo  y esas rectas eternas y solitarias me aportan una calma mental inigualable.

Caminando la recta que hay desde Carrión de los Condes hasta Calzadilla de la Cueza, una recta de algo más de 17 km donde solo vimos a la salida de Carrión a un par de paseantes, se apoderó de mi una sensación muy intensa, muy real… era como estar caminando la vida. Sola. Nadie había por allí, salvo Jorge caminando a algún kilómetro de distancia sumido en sus propios pensamientos. Viento a ratos. Silencio total a ratos. Campos y cielos eternos en todo momento. Todo y nada a la vez.  Paz, quietud. Inmensidad, vacío.

El mundo desapareció de mi mente. Solo existen los campos y el cielo. Nada más. Y ahora mismo creo que si el paraíso existe, es como esa sensación; como esos colores. Como ese vacío tan lleno de calma, de color tierra. Esa tierra que nos nutre física y psicológicamente. Somos tierra. Soy tierra. Sin duda alguna conecto con el elemento tierra más que con ningún otro.

La línea de la vida, un camino recto que vamos andando sin saber dónde estará su final. Una línea recta en la que no retrocedemos jamás. Una línea recta donde caminamos solos. A veces con paso firme, otras con paso tembloroso. Donde a veces podemos encontrar algo o a alguien; donde nos inventamos e imaginamos cosas para hacerla más entretenida tal vez, para variar un poco, para alimentar nuestro ego o nuestro cerebro hambriento de sensaciones o experiencias.

Pero nuestra esencia es una, solitaria, independiente, única, limpia, carente de adornos… la meseta nos despoja de todo lo superfluo para dejarnos desnudos ante nosotros mismos.

La línea de la vida, la recta de la meditación. La meseta: caminoterapia en estado puro. Ahora la tengo aquí adentro, otra vez.

Texto dedicado a todas aquellas personas que no han podido salir a caminar este extraño año 2020. Ánimo a tod@s. El camino sigue ahí.

Facebook –  fotos y algún detalle del Camino:
Colores del camino
Fotos de la última etapa hasta Sahagún
Desde Carrión hasta Calzadilla
Frómista – Carrión
Canal de Castilla
Fotos varias

Vídeo YouTube del Camino:
Camino de Santiago Francés – de Burgos a Sahagún

Vídeos de otros caminos y consejos Camino de Santiago: Canal YouTube El Clímax del Caminante.

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