¿Un artículo sobre rituales y amuletos en un blog de psicología? ¡Nieves, ya la estás liando otra vez…! No. Para nada la estoy liando: los rituales y amuletos son psicología pura. Están directamente vinculados con las emociones, con esa parte nuestra tan primitiva. ¿Tienes costumbre de llevar amuletos contigo? ¿Sueles hacer rituales cuando cambia la estación del año o en momentos determinados? ¿Tal vez cuando hay luna llena? Los rituales y amuletos nos han acompañado desde la antigüedad. Pero… ¿cuáles son los rituales y amuletos más efectivos? Te respondo a este enigma con otra pregunta: ¿cuáles son los  rituales o amuletos en los que confías y tienes la firme creencia de que te funcionan para los propósitos concretos que tú deseas?

Sí, justo ese amuleto en el que estás pensando. Ese tan tuyo, tan personal. El que te aporta seguridad y calma, ese que te ayuda a superar un mal trance. Ese que consigue que transites un duelo de una forma bonita. Ese que te ayudará a terminar la carrera. Esa piedra de color verde tan bonita que te regaló tu madre cuando vivía sabes que te protege y te cuida. Y lo sabes de verdad. ¿Y qué me dices de tu bolígrafo azul que siempre va contigo para que no se te olvide apuntar en cualquier momento esas ideas geniales que surgen de repente?

O tal vez, esa manera de proceder tan particular: tu ritual propio antes de salir de viaje, cuando te pones adrede un calcetín de cada color porque son tus calcetines de la suerte y sabes que cogiendo el avión con tus calcetines mágicos, el viaje irá de maravilla. Las velas de ese color determinado que enciendes justo antes de irte a un examen. O las que enciendes al llegar a una iglesia para pedirle un favor a tu Santo favorito.

Probablemente eres de esas personas que va a dar las gracias al mar o a las montañas cuando has conseguido un propósito de vida que te ha costado lo tuyo. O tal vez eres de los que rezan antes de dormir o piden a los espíritus de ayuda que te acompañen para que tu sueño sea dulce y reparador. O para que ayuden a tu familiar que acaba de fallecer a que esté bien allí donde esté. ¿Haces algo concreto antes de salir a un escenario a representar una obra de teatro? ¿O antes de ir a jugar un partido?

Yo misma tengo una estantería llena de regalitos de amigos peregrinos. Para mí son auténticos tesoros, amuletos. Son puros símbolos del poder peregrino, del amor, amistad y hermandad que nace cuando las personas caminamos juntas.

Desde un trozo de madera que pertenece al bordón de un amigo al que se le rompió en algún camino donde coincidimos, hasta un Osito rosa de peluche que llevo a todos los Caminos de Santiago sabiendo que me dará fuerzas ante las adversidades de cualquier índole que pueda encontrar; y sabiendo también que algún día el Osito se volverá a encontrar con su dueño en algún camino.

También, dependiendo de cada cultura o país, tenemos rituales colectivos, como en los cumpleaños, las bodas o la celebración de fin de año cuando nos comemos las uvas; o también las ceremonias cuando alguien fallece. Aunque todos estos rituales, me da la sensación, de que cada vez van teniendo menor repercusión social.

 

Función psicológica de los rituales y amuletos

Los anteriores, son solo unos pocos ejemplos de los millones de rituales o amuletos que son efectivos para transitar el camino de la vida con estabilidad. Porque esa es la función de los rituales y amuletos: psicológicamente nos proporcionan estabilidad, seguridad y confianza en nosotros mismos y en la situación concreta que nos interfiere. Nos aportan sensación de control ante este mundo caótico. Y, en el momento que cumplen esa función, ya están siendo efectivos.

El simple hecho de saber que están ahí ayudándonos puede llegar a rebajar nuestro nivel de estrés o ansiedad ante un acontecimiento cotidiano o extraordinario. Un examen, por ejemplo. Y eso es algo importante: si nuestra ansiedad baja, nos podremos concentrar mejor y nuestro examen saldrá mejor. Así que sí: los rituales y amuletos son realmente efectivos.

 

Efecto apotropaico

Los rituales y amuletos tienen ese efecto apotropaico en nosotros. ¿Apo – qué? Sí, yo también he descubierto la palabra hace poco. Según la RAE, “apotropaico”, del gr.  apotrópaios ‘que aleja el mal’ y -aico.

Apotropaico: dicho de un rito, de un sacrificio, de una fórmula, etc.que, por su carácter mágico, se cree que aleja el mal o propicia el bien.

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Y el carácter mágico se lo atribuimos nosotros (o se lo atribuyen otros y nosotros aceptamos esa atribución culturalmente por el paso de los años o porque simplemente decidimos creer que es así). El trébol de cuatro hojas es símbolo de buena suerte, dicen. Si alguien lo ve, lo coge y te lo regala, ¿serías capaz de rechazarlo? Además aquí interviene otra persona, por lo tanto el sentido mágico es mayor. Por un lado la atribución de buena suerte que tiene el trébol ¡y además se suma que otra persona te lo regala, deseándote buena suerte! Los deseos de esa persona hacia ti le aportan un mayor valor al trébol debido a la pura empatía. El poder de la empatía es infinito.

¿Existen amuletos o rituales con magia intrínseca sin necesidad de que nosotros se la atribuyamos? Yo tengo mi respuesta. Pero no me voy a meter en ese jardín. Lo importante no es lo que yo crea o lo que crea el vecino, sino lo que es importante para ti: lo que para ti es efectivo, tanto si crees que la atribución mágica se la has hecho tú, como si crees que la magia es el amuleto en sí mismo.

Así que no te avergüences de tener tus propios rituales o amuletos, enséñaselos al mundo con orgullo y convicción. Porque sí: realmente son efectivos. Son efectivos porque somos seres emocionales.

Y tú, ¿tienes algún ritual o amuleto efectivo para ti? ¿Me lo cuentas? ¡Te leo en comentarios!

Feliz momento.

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