Me viene la idea de este post porque grabé una meditación y se la pasé a unos amigos y, antes de escucharla, me dijeron que se la pondrían a la niña para que se durmiera por las noches, por lo que me dio a entender que mucha gente confunde mindfulness con relajación. Y en realidad no son lo mismo. Hay diferencias entre relajación y meditación.

En primer lugar, decir que es ideal NO dormirse mientras hacemos una relajación o una meditación, porque si nos dormimos perdemos la consciencia de lo que estamos haciendo. Hay relajaciones para inducir el sueño, esas son las únicas en las que nos debemos abandonar a los brazos de Morfeo, pero en el resto, es ideal NO dormirse. Si nos dormimos, pues ¡qué le vamos a hacer! Pero NO es la finalidad ni de la relajación ni de la meditación.

Es ideal también previamente a sentarnos a meditar o tumbarnos para hacer la relajación, haber hecho un poco de ejercicio físico, por ejemplo un paseo.

Hay grandes y pequeñas diferencias entre relajación y meditación.

La relajación

La relajación es una técnica para conseguir eliminar todas las tensiones del cuerpo y la mente. Si conseguimos un estado de relajación muy profunda, todos nuestros músculos, órganos, todo nuestro sistema fisiológico bajará sus revoluciones. El corazón palpitará mucho más lento, bajaremos el ritmo de nuestra respiración, consumiremos menos oxígeno. Nuestro gasto energético será muy escaso.

Todo el sistema nervioso se relaja, incluido el cerebro (las ondas cerebrales también cambian), llegando a un estado de paz y tranquilidad infinitos.  Practicando la relajación además, aprendemos a tomar conciencia de todo nuestro cuerpo (vísceras incluidas).

La  postura de relajación es tumbados boca arriba, con los brazos estirados separados ligeramente del cuerpo y palmas de las manos hacia arriba. Piernas ligeramente separadas. Será importante que nos tapemos con una manta, pues si conseguimos un estado de relajación considerable, nos bajará la temperatura corporal y sentiremos frío.

Podemos colocar un almohadón debajo de las rodillas para que la postura sea más cómoda.

En relajaciones superprofundas (o no tanto) se pueden llegar a notar sensaciones corporales curiosas, como picores o por ejemplo sentir que tu cuerpo se queda anclado en el suelo, sensación de no poder moverte, frío, puedes notar que vuelas, que te separas del cuerpo, que alguna extremidad desaparece o cualquier otra sensación física surrealista.

No te preocupes, todo es normal. También se puede llegar a notar otro tipo de sensaciones mentales de todo tipo, puedes ver colores, sentir incluso emociones, como miedo, alegría o una paz infinita imposible de describir con palabras. Todo es normal.

En la relajación, los condicionamientos mentales también se relajan por lo tanto, yo digo que la imaginación vuela libre (el cerebro tiene libertad absoluta). Yo, los “viajes más geniales” los he tenido con relajaciones o meditaciones profundas.

La meditación

La meditación, en concreto mindfulness (aunque hay muchos tipos de meditación y en el canal haremos varias diferentes) es tomar conciencia del momento presente, sin juzgar, sin apegos, aceptando simplemente “estar aquí y ahora”.

Ponemos en marcha la atención selectiva y la atención sostenida. Es muy habitual tomar la respiración como objeto de atención, pues la respiración siempre nos acompaña, sabemos que está ahí y es fácil recurrir a ella en la práctica, aunque podemos tomar otras cosas como “objetos de atención”.

Con la meditación podemos llegar a relajarnos, pero no es la finalidad.

La posición ideal para practicar mindfulness es sentados, con las piernas flexionadas si nos sentamos en el suelo o podemos sentarnos en una silla (también podemos utilizar un “banquito de meditación” o un “zafu”). Fundamental que la espalda quede recta, para ello, tomaremos conciencia de nuestro cuerpo, colocaremos la espalda recta, imaginaremos que un hilo nos tira de la coronilla hacia el techo, estiraremos de esta forma la parte posterior del cuello llevando ligeramente el mentón hacia la garganta, pondremos las manos sobre los muslos relajando los brazos y tomaremos conciencia de la respiración.

Podéis leer aquí un artículo que escribí sobre la posición correcta de meditación donde encontraréis también el enlace a un vídeo demostrativo.

Aunque la espalda esté recta, tiene que ser una posición cómoda, sin tensiones. Si por algún motivo no podemos permanecer sentados mucho tiempo, también puede hacerse tumbados.

Se trata de mantener la atención sostenida en la respiración y dejar pasar el resto de pensamientos que aparezcan, como si fueran nubes empujadas por el viento.

Esta sería la meditación más sencilla, pero haremos también meditaciones mucho más profundas, con visualizaciones o centrando la atención en otros objetos o incluso en pensamientos. Se pueden hacer meditaciones con música o caminando, incluso comiendo u observando la corteza de un árbol.

En estados de meditación muy profundos, podemos llegar a sentir, al igual que en la relajación, sensaciones “extrañas” como las que puedes leer en este artículo: sensaciones durante la meditación. Todo es normal.

Pero veréis que la práctica de la meditación y la relajación son muy distintas y la finalidad también es diferente.

Con la meditación no buscamos la relajación del cuerpo y de la mente, aunque se pueda producir también; con la meditación favorecemos la concentración, el desapego, la aceptación, eliminamos la “basura mental” y la ansiedad; además mindfulness se utiliza en psicología como terapia de tercera generación para aliviar síntomas de algunas patologías. Mindfulness practicada todos los días, modifica la estructura cerebral.

Ya hablaremos en profundidad de esto.

Enlace al canal de youtube: Mindfulness Integral

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