Desde la terapia cognitivo conductual hay varias técnicas eficaces que ayudan a gestionar nuestro estado. Una de ellas es la detención del pensamiento.

Cuando nos damos cuenta de que aparece un pensamiento que nos genera malestar, lo observamos y podemos gritar en voz alta: ¡STOP! ¡BASTA! (Claro, si hacemos esto en medio de la calle llena de gente, nos van a mirar raro). Pero la técnica es efectiva.

Si lo hacemos cada vez que nos damos cuenta de que un pensamiento se va apoderando de nosotros y vemos cómo crece y va tomando el control, cuando esté en el punto más alto gritamos STOP. Podemos dar una palmada al aire a la vez. O golpeamos un gong con todas nuestras fuerzas (cargar con un gong todo el día no es muy cómodo). De esta forma el pensamiento se “asusta” y se detiene. Por eso se llama técnica de detención del pensamiento.

A continuación, se aprovecha el vacío mental que queda en ese momento post-susto para sustituir ese pensamiento que nos estaba causando malestar por otro agradable que nos genere paz y que nos haga sentir bien.

Repetiríamos una y otra vez. Y cada vez, con constancia, los pensamientos negativos irían disminuyendo. Es un entrenamiento mental.

Es una explicación muy rápida y superficial de cómo se procedería con esa técnica tan conocida. ¿Funciona siempre y para todo el mundo? Obviamente no. Si funcionase siempre y para todas las personas, todo el mundo sabríamos gestionar nuestro malestar. Pero sí que es una técnica comprobada y eficaz que funciona muy bien en muchos casos.

En realidad, ninguna técnica de ningún enfoque psicoterapéutico es 100% efectiva en todos los casos y para todas las personas. Hay que buscar las técnicas adecuadas para cada caso y cada persona.

 

¿Qué ocurre con los pensamientos en mindfulness?

En mindfulness no practicamos la detención del pensamiento. No los asustamos. Los observamos con atención plena. Los aceptamos en lugar de intentar destruirlos para siempre. Somos compasivos con ellos. Podríamos decir que somos benévolos con los pensamientos.

Resulta que los pensamientos no son cosas materiales reales que podamos destruir lanzando una flecha al centro de su corazón y que queden muertos para siempre. Por eso en mindfulness no contemplamos la detención del pensamiento como una de las técnicas estrella.

En realidad, son como nubes… si lanzamos una flecha contra una nube, la flecha atravesará la nube con suavidad y la nube permanecerá inmutable hasta que decida disolverse por ella misma o con ayuda del viento. Tal vez la flecha se pierda en el interior de la nube. Lo mismo ocurre con los pensamientos.

 

¿Has podido coger entre las manos un pensamiento alguna vez? ¿o le has lanzado una flecha justo a su centro para destruirlo? ¿tal vez has podido pisotearlo con el pie y dejarlo en el suelo para siempre sin moverse? NO.

 

Por otra parte, como dice el amigo Jesús Valdivieso: «hay pensamientos que te atraviesan el cerebro como un disparo en la sien» Y nada podemos hacer para que eso no ocurra. Los pensamientos van a su aire, a su ritmo. Y a veces son pensamientos tan intrusivos como disparos.

 

Hay pensamientos que te atraviesan el cerebro como un disparo en la sien.

Jesús Valdivieso

 

Mindfulness nos permite darnos cuenta de que los pensamientos son solo pensamientos, son eventos internos: no son una realidad material que podemos tirar a la basura tranquilamente cuando queramos. Y además son transitorios. Tenemos la certeza de que van a cambiar de forma, van a desaparecer, volverán a aparecer en otro momento… igual que las nubes que vemos a lo largo de nuestro ciclo vital.

Las nubes van por el cielo, cambiando de forma. A veces desaparecen. Otras veces vuelven a aparecer de color gris más oscuro, incluso a veces se tornan tan espesas que descargan tormenta. Otras veces esas nubes están bajas, nos atrapan. Y a eso lo llamamos niebla.

Pero la niebla también desaparece. ¿Cuántas veces en la vida nos habremos visto metidos en un banco de niebla sin poder ver nada más que unos metros delante de nosotros? Lo mismo ocurre con los pensamientos.

Aceptando que los pensamientos funcionan como las nubes, podemos comenzar el proceso de desapego, permitiéndonos no identificarnos con ellos. Los pensamientos existen, están ahí. Pero los pensamientos no somos nosotros. Al igual que las nubes que van por el cielo no somos nosotros. Ni siquiera esa niebla intensa que a veces nos envuelve somos nosotros. Es un ente que está ahí, que a veces nos entorpece la visión. Pero NO somos nosotros.

Practicando el desapego a través de la meditación, los patrones de pensamientos rumiativos van perdiendo intensidad: las nubes se van disolviendo. La metáfora de las nubes es muy ilustrativa.

 

¿Cómo practicar el desapego de los pensamientos?

Primero aceptación, reconocerlos. Saber que son entes ajenos, que funcionan igual que las nubes. Después practicando a través de la imaginación entrando en una frecuencia de meditación.

Un ejemplo es colocar ese pensamiento encima de una nube imaginaria y darnos cuenta de cómo, al empujar el viento, la nube se aleja y se desintegra; desaparece. Y con esa nube desaparece ese pensamiento. Es un ejemplo.

Para ello hemos de entrar en una frecuencia meditativa concreta, a través de la práctica dirigida.

Y lo mismo ocurre con las emociones. Siendo conscientes de esas emociones, aceptándolas, observándolas y dejándolas marchar, favorecemos la autorregulación emocional. Evitamos reaccionar de malas maneras ante algunos eventos.

Pero de nada sirven los ejemplos si no se practica. Mindfulness es práctica diaria. Para tratar problemas concretos referentes a pensamientos intrusivos que nos hacen la vida imposible es necesario ir a terapia. Pero si no tenemos ningún problema con esos pensamientos y queremos tener una higiene mental adaptativa y feliz, es suficiente con una práctica continua y diaria de meditación.

La práctica de mindfulness nos convierte en personas conscientes. Por supuesto también nos permite ser conscientes de nuestros pensamientos y nos ayuda a darnos cuenta de cuándo y cuánto nos hemos fusionado con esos pensamientos. Y al ser conscientes de ello es cuando estamos capacitados para comenzar la defusión.

No es magia. Es entrenamiento.

Feliz momento.

Te invito a que practiques las meditaciones de mi canal de youtube.

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