¡No, mindfulness no es pensar siempre en positivo! Ahora que está tan de moda el mindfulness, el coaching y la psicología positiva, es necesario que no te engañen. Porque se utilizan mucho estos términos y ¡a veces me da la sensación de que nos quieren vender la moto!

La psicología positiva tampoco es pensar siempre en positivo.

El coach NO es un señor o señora que se dedica a lanzar frases positivas ni a decirte lo que tienes que hacer.

A veces me da la sensación de que el “pseudopensamiento positivo” se está convirtiendo en una especie de dictadura que nos hace creer que no hay lugar para el dolor, la rabia o la tristeza; emociones naturales del ser humano que cumplen su función y tienen que estar y se tienen que gestionar (no eliminar o erradicar… si no, pasaríamos a ser robots en lugar de seres humanos).

Vamos por partes:

  • Mindfulness se podría traducir resumiendo mucho como: “atención plena” a lo que estamos sintiendo, pensando o haciendo, es decir atención a la emoción, cognición o conducta (independientemente de las que sean) con aceptación y sin juicios.

Así que Mindfulness no quiere decir pensar en positivo ni dejar la mente en blanco. No, nada de eso. Otra cosa son los efectos que pueda producir mindfulness o los beneficios que tiene a nivel clínico y terapéutico, ya explicados en otro post.

  • La psicología positiva NO es pensar siempre en positivo o tener emociones de alegría constantemente (eso es imposible, somos seres humanos). La psicología positiva surgió porque unos  investigadores entre los que se encuentra el famoso psicólogo Seligman se dieron cuenta que la psicología hasta entonces se centraba únicamente en la psicopatología, en la enfermedad, dejando de lado las fortalezas individuales y el potencial natural que tiene el ser humano para mejorar .

Ese es el cometido de la psicología positiva: reforzar el potencial y capacidades humanas favorables para mejorar en la vida y  en la terapia psicológica. Pero en ningún momento se debe confundir con el “pseudopensamiento positivo” que está más cerca de la magia, de la ilusión y de la utopía  que de la realidad del ser humano.

  • El coaching  es un método definido para que el cliente (jamás paciente) pueda conseguir objetivos. Esos objetivos deben ser realistas, concretos y medibles. Nada tiene que ver con el “pseudopensamiento positivo”.

Un coach jamás te dirá: “todo está en tu mente, tú puedes con todo”. Si te dice esa frase en algún momento de la sesión ¡escapa! No es un buen profesional.

También estudié coaching a través de la UNED y lo primero que nos explicaron es que un coach NO es un motivador a base de frases positivas, tampoco es un terapeuta ni un psicólogo. ¡NO!   Nada que ver.  El método del coaching consiste básicamente en hacer unas preguntas concretas diseñadas para sacar lo mejor de ti y para que puedas conseguir tus objetivos. Tal vez también te recomendará una serie de ejercicios concretos con la misma finalidad.

Flaco favor les hacemos a los coaches profesionales que los hay y muy buenos, si los confundimos con vendedores de humo basados en el “pseudopensamiento positivo”, que seguro que también los hay y los habrá.

  • Y ya centrándonos en el pensamiento positivo o mejor dicho la actitud positiva ante la vida desde el realismo, por supuesto es genial. Es genial tener una buena actitud ante los problemas, ser resiliente, ser capaz de hacer frente a los fracasos y a los golpes de la vida. Por supuesto que sí. Pero eso tampoco tiene nada que ver con el “pseudopensamiento positivo” que parece dotado de poderes sobrenaturales donde no tiene cabida el dolor, la tristeza o la rabia que son emociones (repito) necesarias e inherentes al ser humano. Por lo tanto si estás atravesando una mala época, estás sufriendo una depresión o no estás siempre alegre o tienes morriña de vez en cuando: tranquil@ eres una persona normal, que sufre a veces como todo el mundo. También tienes cabida en este planeta.

La palabra felicidad perdería su sentido si no se equilibrase con tristeza.

Carl Jung

Desde la Terapia Psicológica de Aceptación y Compromiso se promueve la flexibilidad psicológica. Se promueve que el paciente/cliente se relacione de otra manera con esas “cosas” (pensamientos, emociones, sensaciones, etc) que no le dejan avanzar. Pero tampoco, en ningún caso, la Terapia de Aceptación y Compromiso va a rechazar el dolor, la tristeza o la rabia. Son emociones (repito por enésima vez) que tienen cabida en nuestra vida porque son humanas.

Os dejo un enlace a un texto que algun@s ya habréis leído,  que escribí hace un tiempecito y compartieron en AICM (Asociación Internacinoal de Coaching y Mentoring) http://aicmweb.com/la-dictadura-del-pensamiento-positivo-by-nieves-casanova/

A mí muchas veces me gusta escribir frases positivas, claro que sí. Pero eso no quiere decir que no sea consciente de la dualidad del ser humano. Como decía Jung, «la palabra felicidad perdería su sentido si no se equilibrase con tristeza«.

Y sobre las emociones recordemos que es conveniente gestionarlas, pero NUNCA reprimirlas. ¿Cómo? Para eso están las terapias, para eso también está mindfulness.

Gracias por leerme. Feliz momento.

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