Cultivar la calma a través de la meditación se puede. Reducir el estrés se puede. La reducción del estrés a través de mindfulness es uno de los procesos más investigados y con resultados excelentes. Existe un programa denominado “Programa de reducción del estrés basado en mindfulness” (MBSR) que fue desarrollado hace más de treinta años en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts por el doctor Jon Kabat-Zinn. En aquella época yo me iniciaba en la meditación samantha, vipassana, trascendental, zen… sin saber de la existencia de este señor y del término mindfulness; sin imaginar toda la revolución en investigación y tratamientos médicos y psicológicos que acontecería en EEUU y Europa años más tarde.

Y aquí estamos ahora. Con mindfulness estudiado en las universidades de psicología como una de las técnicas más eficaces para la reducción del estrés. También se menciona la meditación trascendental como herramienta para el mismo objetivo, pero de esta última al parecer existen menos estudios o se menciona menos. La meditación trascendental utiliza la repetición de mantras. Y para mí personalmente la repetición de mantras en grupo, no solo reduce el estrés y calma la mente, sino que eleva la conciencia a un lugar hermoso. Me encanta.

 

El estrés, eustrés y distrés

Mucho se habla en la vida cotidiana del estrés. Todas las personas lo hemos sentido en algún momento. El estrés es necesario para la vida, el problema llega cuando es un estrés excesivo, cuando se convierte en patológico o nos hace daño.

En psicología diferenciamos entre eustrés (estrés positivo) y distrés (estrés negativo). Este último es el peligroso: sus consecuencias pueden ser demoledoras (falta de energía, insomnio, ansiedad, preocupación, fatiga, dolores de cabeza, disfunciones sexuales; también se relaciona el estrés negativo con enfermedades de la piel, del sistema cardiovascular, fallos o deterioro orgánico, sistema inmune, desórdenes psicológicos, pérdida de memoria y otros).

Si el distrés no se soluciona a través de un proceso de adaptación del organismo, podría llegar a ocasionar enfermedades graves o incluso la muerte de forma indirecta. Eso me recuerda a la conocida frase: “adaptarse o morir”.

Afortunadamente la naturaleza (nuestra naturaleza) es sabia y trabaja por la supervivencia del organismo intentando protegernos.

En cambio el eustrés es el típico nerviosismo que podemos sentir por ejemplo antes de un examen (que me lo digan a mí… siempre me pongo algo nerviosa, aunque sea un poco, antes de un examen. Y habré hecho miles en mi vida…) o cuando llegamos tarde a algún lugar y sentimos que nos vamos acelerando por dentro (por ejemplo si llegamos tarde a recoger a los críos del colegio o creemos que llegamos tarde a comprar antes de que cierren el supermercado o llegamos tarde al trabajo, etc.). Es un estrés que cumple perfectamente la función de permitirnos hacer las cosas de la mejor forma posible optimizando la situación. Por eso se considera positivo.

La neurobiología del estrés es un proceso complejo, como todo lo que ocurre en el organismo. En la respuesta al estrés interactúan el sistema nervioso y las glándulas suprarrenales; pero no voy a detallar el proceso fisiológico porque me harían falta varios artículos y acabaríamos dormidos. Pero en todo caso, cuando nos sentimos estresados solemos reconocer bien esa sensación.

El estrés se origina por factores externos e internos en todas las personas. Pero OJO si eres PAS (persona altamente sensible). Las PAS solemos saturarnos antes debido a esa capacidad que tenemos de procesamiento sensorial profundo… por lo tanto somos más sensibles al estrés. Yo utilizo también el término sensibilidad como se utiliza en la jerga de laboratorio, en la sensibilidad de los test de medición por ejemplo: sensibilidad = capacidad de detectar.

Esto no es ningún problema si somos capaces de darnos cuenta conociendo cómo funcionamos. En el momento que somos conscientes o sensibles a la saturación, podemos poner límites rápidamente para que esa saturación no nos provoque estrés. ¿Qué fácil lo pongo, verdad? No es que sea fácil, se trata de conocernos, de ser conscientes de nosotros mismos, de saber cuándo empezamos a saturarnos (seamos PAS o no) y de saber cuidarnos. Te enlazo un artículo que escribí de mindfulness para PAS.

 

Mindfulness y reducción del estrés

¿Cómo podemos cultivar la calma a través de la meditación? Practicando sin excusas la calma aparece sola. No hay truco.

Mindfulness nos ayuda también a ser más conscientes de nuestro estado interno de estrés. Por lo tanto, seremos capaces de afrontarlo antes si somos capaces de reconocerlo antes. La práctica continuada de meditación nos permite observarnos mejor, ser conscientes de nuestros procesos internos, de nuestro alboroto mental, de nuestras reacciones fisiológicas. De esta forma podemos poner soluciones antes de que se ese ajetreo mental se transforme en enfermedad.

Existe un lugar donde reside la calma. Ese lugar eres tú.

Ahora bien, si resulta que ya estás demasiado estresada y notas que ese estrés está empezando a deteriorar la salud y no puedes gestionarlo, entonces es conveniente acudir a terapia antes de enfermar. Hay varias terapias que utilizan mindfulness. Mi preferida es ACT.

Pero si crees que no estás en ese punto de necesitar terapia y quieres comenzar a gestionar el estrés para que no se convierta en un mal mayor, hazte la firme propuesta de practicar ejercicios de meditación a diario. Cuanto más tiempo mejor.

Mindfulness es un entrenamiento como puede serlo ir al gimnasio cada día. Puedes ponerte unos horarios fijos. Puedes ponerte unos horarios flexibles. Pero tómatelo como algo maravilloso, como ese tiempo para ti para cuidar tu psique y tu espíritu. Integra en tu vida la meditación, haz que forme parte de tu personalidad.

El ejercicio físico también equilibra los niveles de estrés. Hacer algo de ejercicio físico y después de una ducha hacer una meditación y coger el hábito de hacerlo cada día, mejorará tu calidad de vida y te protegerá del temido distrés. Y si eres constante y paciente, llegarás a conseguir la paz y descubrirás la auténtica calma.

En yoga, los ejercicios físicos (asanas) tienen la misión además de fortalecer el cuerpo, preparar para la meditación. Si no practicas yoga no importa, puedes salir a correr un rato, al gimnasio, a nadar, a caminar, a hacer kung fu, senderismo, bailar… lo que más te guste. Y después una ducha relajante. Y después un ejercicio de mindfulness. Pura vida. Gestión del estrés perfecto, sin psicofármacos. Sin efectos secundarios negativos. 100% natural y efectivo. Más vale prevenir que curar.

Te invito a que curiosees por mi canal de youtube donde encontrarás diferentes tipos de meditación.

Feliz momento.

Puedes consultar si hay talleres disponibles de mindfulness para la gestión del estrés pinchando en la pestaña Servicios y Talleres.

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