Sobre las fases de la respuesta sexual femenina podría escribir un poético paralelismo con una cordillera de varias cumbres y mesetas. Pero como este blog está enfocado a la salud, lo voy a escribir en un registro claro y más aburrido. Además, aunque las metáforas me encantan y las utilizo muchísimo, la poesía pura y dura no es lo mío.

Vamos a ello.

Si quisiéramos escribir sobre todo lo que ocurre durante un orgasmo, necesitaríamos muchísimas páginas. El ser humano funciona de forma holística, encajando cada parte en su lugar como en un juego de tetris para poder desenvolverse en este mundo a los niveles que lo hace. Y si queremos escribir sobre las fases de la respuesta sexual humana, en lugar de varias páginas necesitaríamos varios tomos. Así que voy a resumir todo lo posible.

Si nos ceñimos a una visión biopsicosocial de la sexualidad, podríamos intentar sintetizar las fases de la respuesta sexual femenina en fase de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución… pero no siempre se dan esas fases exactamente así. Se han encontrado 3 procesos de respuesta sexual femenina ligeramente diferentes.

 

Tres procesos de respuesta sexual femenina

 

  • Respuesta sexual “general”: con las fases de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución bastante diferenciadas.
  • Respuesta sexual “multiorgásmica”: se suceden varios orgasmos como consecuencia de la continuación de la estimulación. Todas las mujeres son multiorgásmicas, es decir: todas tienen la capacidad de tener varios orgasmos seguidos, pero no todas consiguen este tipo de respuesta.
  • Respuesta sexual “sin orgasmo”: se caracteriza por la presencia de picos de excitación, sin que se desencadene un orgasmo.

Estas tres respuestas no son excluyentes, es decir, que una misma mujer puede tener cualquiera de las tres en función de diferentes factores.

 

Fases

La fase de excitación, comienza con la lubricación vaginal que puede aparecer entre los 10 y 30 segundos después de procesar los estímulos sexuales –esto dependerá del tipo de estímulo y del estado físico y psicológico de la mujer que influyen poderosamente en el deseo-. Además, en esta fase aumenta el tamaño y longitud de la vagina y se endurecen los pezones. El pecho se hincha y los genitales se vuelven de un tono más oscuro al llenarse de sangre. El clítoris sale de su prepucio y se hace también más grande. El cuerpo de la mujer también puede oscurecerse ligeramente por el aumento de la presión sanguínea.

En la fase de meseta, los rasgos se acentúan, la vagina segrega más líquido lubricante y el útero se desplaza hacia arriba. La mujer comienza  a sentir algunos espasmos que se localizan por todo el cuerpo. Los labios menores se engrosan y enrojecen.

Si la estimulación continúa, llega la fase de orgasmo: el clímax (aquí haría la metáfora de la cima de la montaña con mucho gusto). Esta fase se caracteriza por las contracciones del útero y vagina; pero para que fisiológicamente se produzca un orgasmo son necesarias las contracciones del músculo pubococcígeo. Este músculo es el que recibe directamente del cerebro la orden del orgasmo, una vez que se ha estimulado el clítoris, los labios y la abertura vaginal. Se producen además transformaciones a nivel cerebral y emocional.

La fase de resolución femenina se caracteriza por el repliegue del útero que vuelve a su posición de reposo. Existe en esta fase una diferencia notable con la respuesta sexual masculina: mientras el hombre necesita de más tiempo para volver a tener otro orgasmo (llamado período refractario), en la mujer no ocurre esto. Por eso las mujeres tienen esa capacidad multiorgásmica antes mencionada.

El erotismo pertenece a la naturaleza humana; está relacionado con la más alta forma de espíritu.

Carl Jung

 

Qué factores influyen en la respuesta sexual femenina

Todo lo comentado hasta ahora es lo que ocurre a nivel fisiológico, pero… ¿qué influye en la respuesta sexual femenina para que sea adecuada y satisfactoria? Pues influyen muchísimos factores. Por supuesto el factor fisiológico/biológico y que no exista ningún problema de índole médico. Pero también factores psicológicos (emocionales y cognitivos) y educativos o culturales, como por ejemplo:

  • Una educación moral o religiosa determinada o restrictiva, relaciones deterioradas entre padres, inadecuada información sexual, experiencias traumáticas durante la infancia, trastornos de personalidad, inseguridad en el rol psicosexual durante los primeros años, modelos paternos inadecuados, pensamientos irracionales, expectativas poco razonables sobre el sexo, disfunción sexual previa, problemas de pareja, fallos esporádicos, depresión o ansiedad, estrés y algunos factores más.
  • A diferencia de los animales, la sexualidad en los seres humanos se nutre del factor cultural que tiene en ocasiones mucho peso. Y muchas veces, debido a los grandes tabúes que parte de la sociedad española aún arrastra sobre la sexualidad, el factor cultural puede influir negativamente.

En el caso de que se asocie algún trastorno a la respuesta sexual femenina y no existan problemas médicos, se puede tratar con psicoterapia y educación sexual con resultados altamente satisfactorios; y por supuesto, ¡cómo no…! con mindfulness y técnicas de respiración y relajación. Pero todo eso… se trabaja y se explica en terapia.

Cuanto más estudio sobre las aplicaciones y beneficios de mindfulness, más satisfecha me siento.

Feliz momento.

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