Vamos a exponer algunas sensaciones que podemos tener durante la práctica de meditación, pero antes déjame que te cuente una cosa: este artículo está en constante actualización. Fecha de actualización 6/1/2024.

… he publicado mi Ebook TRANCE, donde puedes leer mis experiencias en estados no ordinarios de conciencia. Algunas son de cuando empecé a practicar meditación en los años 90, y otras son experiencias de adulta. Algunas son muy potentes. También te cuento en el Ebook los aprendizajes recibidos de esos estados de trance. Se puede leer de forma gratuita con la suscripción a Amazon Unlimited o lo puedes comprar y me ayudas a llegar a más personas como tú, con inquietudes en estos temas 🙂 

… también he publicado, con la exquisita colaboración de la Dra en Biología María Sánchez una guía avanzada de Teoría y Práctica de Mindfulness por si te quieres adentrar en este mundillo.

 

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Vamos ahora con el artículo, ponte un té o un café. Estos son los epígrafes que vas a poder leer:

– Una introducción neurológica – Experiencias subjetivas – Indagación y la importancia de un guía experto – Una crítica a las interpretaciones categóricas de las sensaciones durante la meditación. Sectarismo – Experiencias curativas – Finalidad de la meditación – Sensaciones extrañas al meditar en YouTube – Invítame a una Pizza

 

Aunque está demostrado científicamente que la práctica meditativa afecta a la función del sistema nervioso central y autónomo, activa las estructuras neuronales involucradas en la atención y regula las emociones, además la meditación se asocia con cambios en la neuroplasticidad de la corteza cingulada anterior, ínsula, unión temporoparietal, red neuronal frontolímbica y otras, cambios que pueden operar en conjunto estableciendo una mayor autorregulación. La atención plena proporciona una metacognición emocional más adaptativa y mejores índices fisiológicos de regulación autonómica. Especialmente en el largo plazo, los meditadores detentan diferencias estructurales en la materia cerebral gris y blanca debidas a la plasticidad neuronal.

Guillen, J. M. B. (2014). Sustratos psiconeurobiológicos de la meditación y la conciencia plena. Psiquiatria biológica21(2), 59-64.

Y  algunos me diréis: ¿y a mí qué me importa lo que ocurre en el cerebro?

 

Una introducción neurológica

Os hago esa introducción “neurológica” simplemente para explicar que parte de lo que ocurre durante la meditación está medido y comprobado por la neurociencia.

Y, tanto si sois personas espirituales, agnósticas o ateas y todo está bien y es respetable, lo que ocurre en los estados de conciencia de la meditación (al menos una parte de eso que ocurre) se puede ver con electroencefalogramas,  resonancias, etc.

Además de lo que nos dice y puede medir  la ciencia de forma objetiva, los meditadores, tenemos nuestras propias experiencias subjetivas que van más allá de la metacognición, la gestión emocional y otros beneficios para la salud física y mental.

Y me refiero a lo que yo denomino “experiencias subjetivas durante la meditación”  que, si escuchamos hablar a diferentes meditadores, algunas de estas experiencias coinciden y otras varían de unas personas a otras.

Además, dependiendo de qué tipo de meditación o del momento, una misma persona puede experimentar unas sensaciones u otras.

Estas sensaciones subjetivas, como por ejemplo “contacto con la divinidad” también han sido exploradas por la ciencia. La neurobiología ha “escaneado” estas sensaciones  en monjes tibetanos y en meditadores menos experimentados y ha visto cómo se activan ciertas partes del cerebro o cómo cambian las ondas cerebrales cuando estamos en “éxtasis” o en “trance” o en estados de conciencia diferentes al de “vigilia”.

Durante la meditación profunda podemos entrar en estados no ordinarios de conciencia.

A mí la neurociencia me apasiona, me encantaría estudiarla más; no soy ninguna experta, más bien ignorante al respecto. Pero en en google académico podéis encontrar muchos estudios científicos.

Y sin meterme a juzgar, a interpretar o a catalogar las creencias particulares de cada persona, porque la espiritualidad es algo muy personal y cada persona tenemos o no la nuestra, os voy a contar algunas de mis propias experiencias durante la práctica meditativa.

Cuando comencé a practicar meditación, era una chiquilla (antes de la adolescencia)  y mi cerebro todavía estaba en plena “ebullición” y aún le quedaba alguna poda sináptica importante (ahora os explico esto).

Durante nuestro desarrollo existen unos momentos de la vida bastante importantes a nivel neuronal en los que ocurre la llamada “poda sináptica” (nombre que me encanta porque se asimila mucho a la poda de algunos  árboles  frutales que se hace en cierta época del año).

¿Qué es la poda sináptica? durante los primeros años de vida, el número de conexiones neuronales se multiplica de forma vertiginosa: se llegan a alcanzar hasta 40.000 nuevas sinapsis por segundo. Esto  permite a bebés y chiquillos aprender muy rápidamente.

Lo que ocurre es que, durante este proceso y hasta los 12 -13 años aproximadamente, los niños/as tienen muchas más neuronas y sinapsis de las que son necesarias. Esta cantidad tan enorme de sinapsis se va reduciendo con la llegada de la adolescencia, momento a partir del cual comienza la poda sináptica, que puede durar aproximadamente hasta los 20 años.

Es decir, en la adolescencia vamos perdiendo conexiones neuronales que no necesitamos o no usamos, para así poder optimizar las que sí utilizamos. Por eso es mucho más fácil aprender un idioma de pequeños, aprender a tocar un instrumento, aprender muchas cosas… incluso meditación. Cualquier aprendizaje que se comience de niños y permanezca a lo largo del tiempo, mantiene esas conexiones neuronales. Si no, al no ser necesarias, desaparecen para poder sacar el máximo rendimiento a las que sí utilizamos.

Eso no quiere decir que no se pueda aprender de mayores, ¡ojo! Estamos creando nuevas conexiones continuamente, a cada aprendizaje que hagamos; incluso en la vejez. De adultos seguimos en continuo aprendizaje de meditación; también quienes empezamos a meditar siendo niños. Es un aprendizaje vital. Dura toda la vida.

Así que todos aquellos que tengáis niños pequeños, os animo a que los apuntéis a clases de meditación.

Todo esto para contaros que a todas las personas que comenzamos practicando meditación siendo niños, tal vez el aprendizaje se nos hizo más natural, más fluido, menos costoso que  aquellos que comenzaron a practicar de adultos buscando esas experiencias espirituales, extraordinarias, extrañas o divertidas.

Pero insisto: ¡eso no quiere decir que de adultos no se pueda aprender y no se pueda experimentar! Está demostrado que ya hay cambios en la estructura cerebral tras 8 semanas de práctica de mindfulness diario en personas adultas que no habían meditado anteriormente (¡bendita ciencia que se empeña en demostrarlo todo!).

Así que nunca es tarde para empezar. La neuroplasticidad a lo largo del ciclo vital (la neuroplasticidad es la capacidad de cambio del cerebro, de crear nuevas conexiones neuronales, de aprender y adaptarse) es una realidad sobradamente demostrada.

 

Experiencias subjetivas

Bueno, voy con esas experiencias, tras esta enorme introducción para contaros que, aunque sean experiencias subjetivas, en realidad algo ocurre en el cerebro cuando las sentimos. Algunos expertos llaman a estas sensaciones «despertares espirituales«. Yo soy más simple y me quedo con «sensaciones subjetivas». 

  • Sensación de ingravidez. Alguna vez, estando en meditación profunda he sentido que flotaba en el aire. Es una sensación muy real, más real que el hecho de imaginarlo. Es como si ocurriese de verdad.
  • Sensación de meterme por túneles. Como si se tratara de un viaje, me da la sensación de caminar por túneles que llevan a otros lugares de la conciencia.
  • Sensación extracorpórea. Como si mi cuerpo físico se separara de mi “cuerpo energético” o no sé cómo llamarlo. Es decir, como si tuviese dos cuerpos diferentes. Es una sensación que podríamos comparar a lo que algunas personas llaman “viajes astrales” o tal vez algo similar a los “sueños lúcidos”.
  • Sensación de ausencia de tiempo. He estado a veces una hora en estado de meditación o 20 minutos, etc. (comprobados con un cronómetro) y he sido incapaz de ser consciente del tiempo que había pasado. Al entrar en otro estado de conciencia, la noción del tiempo desaparece completamente. Es algo similar a lo que ocurre cuando estamos dormidos o inconscientes y no sabemos el tiempo que ha transcurrido.
  • Unión con todo. Es una sensación que tal vez las personas espirituales o religiosas describan como “unidad con Dios o con el Universo”. En mi caso personal, lo describiría como unión total y absoluta con el universo, con todo aquello que nos rodea, como si todo y todos fuésemos uno. Es una sensación subjetiva muy potente, de paz absoluta, de fusión y de comunión con todo. Es bastante indescriptible… mejor experimentarlo. Aquellas personas que somos agnósticas, como es mi caso, también sentimos esa unión; cosa que demuestra que no es necesario ser creyente para experimentar esto. Simplemente cada persona, en función de sus creencias, puede interpretarlo como una unión con Dios, con el Universo, con el todo. Una sensación de fusión extraordinaria, eso sí. Tal vez se puede asimilar a la sensación de la no dualidad o Advaita en sánscrito, tal vez…
  • Sensación de “presencia total y ausencia de todo”. Al igual que la anterior es muy difícil de explicar. ¿Algunos lo llamarían “nirvana”, “iluminación”? No lo sé. Lo que se siente más o menos explicado con palabras es una sensación de calma, paz, tranquilidad y plenitud tan grande que no he sentido en ninguno otro estado diferente que no sea durante la meditación. Y al hablar de “ausencia” me refiero a que desaparece todo aquello que me define en la vida cotidiana, todo aquello que podría decir que soy yo. Desaparecen los pensamientos, las emociones, los condicionamientos… desaparece todo. Es una sensación complicada de explicar, complicada de contar porque no encuentro ni siquiera una buena metáfora para describirla. Es como si el espacio y el tiempo se detuviesen o desapareciesen totalmente… pero sin perder la conciencia.

 

No quiero extenderme más, pero las sensaciones son bastante más numerosas (descarga eléctrica suave, distorsiones cinestésicas, sensaciones de “energía», colores, algo que recorre mi cuerpo, a veces se agudiza algún sentido, etc.).

Sensaciones subjetivas durante la meditación (ingravidez, unión, disociación…).

En mi caso personal, nunca, en ningún caso, ninguna de estas sensaciones me ha dado miedo o me ha generado malestar. Siempre las he disfrutado y las he tomado como una experiencia más de la meditación, incluso cuando era cría.

Al ser niños, tal vez estamos menos condicionados a juzgar. Cuando he asistido a clases con más gente, hay personas que no perciben estas sensaciones de buen grado. Una cosa es lo que nos ocurre y otra cosa es cómo interpretamos lo que nos ocurre o cómo lo juzgamos. Cuando empezamos a buscar el significado de estas sensaciones, automáticamente ponemos la mente en modo “hacer” y acabamos enfrascados en un diálogo sin fin.

Las sensaciones durante la meditación simplemente son eso: sensaciones. Es fundamental la actitud de “aceptación total” hacia esas sensaciones.

 

Indagación y la importancia de un guía experto

Desde el punto de vista del instructor de meditación en el proceso de acompañamiento al cliente, utilizamos lo que se denomina “indagación”.

Esa indagación no es una interpretación de las sensaciones ni un por qué, sino que consiste en el acompañamiento a la persona   para facilitarle que exprese aquello que ha sentido y que él o ella misma pueda explorarse.

Si algunas de estas sensaciones genera incertidumbre o malestar, es importante consultar con un guía experto en meditación y si además es psicólogo, mejor; pues hay similitud con alguno de los síntomas de brotes psicóticos. Por eso insisto siempre en no juzgar la experiencia: solo sentirla y disfrutarla sabiendo que es algo natural que ocurre a veces durante la práctica meditativa.

 

Una crítica a las interpretaciones categóricas de las sensaciones durante la meditación. Sectarismo

Curioseando en internet sobre interpretaciones que dan algunos «gurús» de la meditación y de la espiritualidad (en realidad no son gurús, sino personas con el ego crecido hasta la estratosfera que no saben realmente qué es la práctica espiritual sana), he visto sandeces increíbles.

Las creencias de cada uno son muy respetables, por supuesto que sí. Pero ningún gurú debería pretender que las conclusiones a las que él o ella llega sobre aquello que uno que siente durante la meditación sirva para todo el mundo.

Por ejemplo, imagina que yo tengo una sensación durante una meditación donde veo que en mi ojo derecho existe un punto luminoso que hace de «portal» a otro lugar de la conciencia. A mí se me ocurre entrar por ese portal y accedo a un espacio de luz inmensa. Y yo decido que ese espacio de luz inmensa es el mismísimo cielo. Y además de repente veo imágenes de personas en esa luz y decido que esas personas son mis ángeles protectores. Y como yo lo interpreto así, pues entonces decido que esa es una verdad universal y me dedico a escribir y a revelar a todo el mundo con convicción, que todas las personas tenemos en el ojo derecho un portal al cielo.

Pues va a ser que no. No se pueden crear dogmas de las experiencias subjetivas. Y te recomiendo que huyas de los pseudogurúes así. Porque lo único que fomentan es el sectarismo.

No hay interpretaciones universales a las sensaciones subjetivas. Un guía de meditación serio jamás afirmará que esa luz que ves es Dios o es un antepasado tuyo en forma de espíritu o te dirá que saques las antenas estelares que llevas en la quinta vértebra lumbar escondida. Esos enfoques están más cerca de la psicosis o del sectarismo que de otra cosa.

Te animo a que, si tienes preguntas sobre tus sensaciones durante la meditación, busques tus propias respuestas, tus propias interpretaciones. A que busques tu propia verdad que no tiene por qué parecerse a ninguna otra. Y si quieres ayuda acude a un profesional serio que te acompañe en tu búsqueda.

 

Experiencias curativas

Aunque la finalidad de estas sensaciones no es la sanación, pueden tener resultados terapéuticos positivos, como indican algunos estudios:

…estas experiencias se consideran profundamente curativas. Algunos de los cambios cognitivos y conductuales vinculados a estas experiencias incluyen: mayor empatía, compasión, gratitud, apertura, confianza, altruismo, curiosidad, conciencia, creatividad, autenticidad, integridad, un sentido de mayor propósito y significado en la vida, un sentido de virtud misión o servicio desinteresado hacia la humanidad, un sentido de renacer y liberarse de actitudes y creencias pasadas, un sentido de devoción a los valores basados ​​en el amor y un rechazo a la “religiosidad” y los estilos de vida materialistas…

https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.720579

 

La espiritualidad puede actuar como un amortiguador contra el estrés y mejora el manejo de los efectos depresivos de los eventos estresantes, promoviendo la positividad, la ecuanimidad, el optimismo, la paz y la resiliencia 

https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.720579

 

Finalidad de la meditación

En todo caso y habiendo compartido alguna de mis sensaciones subjetivas (que coinciden con las de muchas otras personas) hay que saber que la meditación, aparte de tener beneficios probados para la salud, también nos puede aportar experiencias curiosas sin ingerir ninguna sustancia externa. Todo de forma natural, como un juego, con entrenamiento y constancia. Esas experiencias nos pueden ayudar en nuestro propio proceso de desarrollo personal. Pero recordemos que la finalidad de la meditación no es tener sensaciones. La finalidad de la meditación y concretamente de la meditación mindfulness es ser conscientes del aquí y el ahora.

Y si eres una persona muy espiritual, qué decir… la meditación tiene su base en la espiritualidad, eso es innegable. El ser humano desde que tiene conciencia de sí mismo es un buscador espiritual incansable. La meditación tal vez te dé respuestas o tal vez te haga cuestionarte todavía más las cosas. Para mí la meditación en sí misma es la respuesta. En todo caso: a disfrutarla.

 

Si quieres compartir algunas de tus sensaciones durante la meditación, puedes hacerlo en comentarios. Y si tienes dudas, puedes enviarme un mensaje.

Gracias por leerme.

Link a mi E-book TRANCE

Consultoría Privada

OJO: La meditación profunda o cualquier otra práctica que pueda inducir estados no ordinarios de conciencia, deberían tomarse con mucha cautela por las personas con epilepsia o trastornos del tipo psicótico. Pregunta a tu neurólogo o psiquiatra.

 

Sensaciones extrañas al meditar en YouTube

 

Puedes ver mi vídeo sobre este tema AQUÍ

 

 

Nieves Casanova. Caminante, consultora, escritora y fan de la pizza.

 

 

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