¿Masturbación?, ¿sexo?, ¿chutes de cariño a golpes de ratón?, ¿seducción con palabras en el chat o sexo puro?, ¿relaciones cibersexuales?, ¿sexo seguro?, ¿pornografía y acoso sexual?, ¿pederastia? Todo esto y mucho más, existe cuando se cruzan sexo e Internet.
Internet ha cambiado la forma de las relaciones sociales. Aunque siguen existiendo las relaciones sociales tradicionales, internet ha incluído la posibilidad de la rapidez, la inmediatez y una capacidad infinita de conectar con cualquier persona de cualquier lugar y cultura del mundo. También por supuesto ha cambiado la forma de relacionarnos sexualmente. Es un medio más de poder conectar con personas de forma rápida para tener relaciones sexuales, así como practicar cibersexo sin movernos de casa. Y facilidad a acceder a pornografía sin tener que movernos de la silla.
Tal vez internet ha facilitado el consumo de sexo como un producto más accesible a todo el mundo a golpe de click de ratón.
Además en internet, estamos “protegidos” por la pantalla y podemos fantasear con ser quienes queremos ser o quienes otra persona desee que seamos: es decir, debido al anonimato, podemos ser cualquiera. Internet sacia la curiosidad que posee el ser humano por naturaleza, le permite socializarse, evadirse, recrearse o refugiarse.
También internet tiene sus riesgos, como la facilidad que tienen los pedófilos a acceder a los menores, obtener material pornográfico ilegal y facilitar delitos sexuales (delincuentes cibersexuales).
Si tecleamos la palabra “sexo” en internet nos salen millones de resultados.
Pero también, con internet y el sexo, llegan las nuevas adicciones: la adicción a internet y la adicción al sexo en internet.
Las dos modalidades de adicción a internet con contenido sexual, serían el cibersexo y la pornografía. (Aunque en el Manual de Diagnóstico DSM-5 no está incluida como trastorno la adicción a internet y el debate está abierto en este sentido, muchos autores consideran que lo importante no es la tecnología, sino el comportamiento adictivo que sería tratado con las técnicas eficaces en psicología).
Diferencias entre afición y adicción
En todo caso hay que diferenciar practicar cibersexo, de una adicción al cibersexo o ver pornografía con una adicción a la pornografía. Cualquier conducta puede convertirse en patológica cuando el objeto de deseo se convierte en una necesidad absoluta que esclaviza a la persona y le conduce a una enfermedad mortificante y progresiva. Una afición se diferencia de una adicción no solamente por la intensidad y la frecuencia, sino por la pérdida de autocontrol.
Obviamente la adicción a internet y en este caso al sexo por internet, aunque ocurra a nivel internacional, se da más en países donde el acceso al ordenador está más extendido.
¿Afición o adicción al sexo e internet?
Cibersexo
El cibersexo algunos autores lo señalan como un espacio a medio camino entre la fantasía y la acción, y de la suplantación de lo real por lo simbólico. En el cibersexo se experimenta estimulación sexual mientras se mantiene contacto sexual con otra persona.
No existe un perfil de usuario concreto, es una conducta extendida y puede tener su aspecto positivo (para personas con menos habilidades sociales, para condimentar su vida sexual; además es un sexo seguro, anónimo y sin complicaciones ni riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual) y su aspecto negativo (la adicción en sí misma, la pérdida de control, problemas de pareja o familiares, ya que la adicción al cibersexo puede erosionar, e incluso sustituir a las auténticas relaciones íntimas; el mantenimiento de relaciones de pareja se complica si el individuo adicto permanece compulsivamente en internet durante horas)
Pornografía
La pornografía en internet se ha convertido en un negocio multibillonario, permite la visualización de cualquier tipo de prácticas, uso de modelos reales no profesionales y el espionaje de nuestras conductas a través de los códigos IP.
La pornografía y los chat o salas de adultos permiten a las personas experimentar y explorar sentimientos sexuales en privado y satisfacer sus fantasías, que se pueden adaptar a cualquier necesidad o deseo sexual imaginables (homosexualidad, servidumbre, bestialismo, fetichismo, incesto, etc.)
Para algunas parejas y usuarios individuales estas salas de chat pueden ofrecer una nueva forma de condimentar su vida sexual, pueden explorar nuevas formas de intimidad y sexualidad en su relación y pueden ser una buena salida para explorar la sexualidad en un entorno seguro y privado, incluso para llegar a conocerse mejor como pareja o como personas individuales; sin embargo, para el adicto estas fantasías, chat y roles pueden conducir a una mayor tentación.
Actividades sexuales en la red alimentadas por:
Estas actividades en la red, parecen estar motivadas por el motor “Triple A”: accesibilidad, anonimato, asequibilidad. Otros autores introducen también el “escape”.
Respecto a la accesibilidad: simplemente tecleando www.google.com y realizando una búsqueda utilizando palabras sexuales nos quedamos sorprendidos de lo que se puede encontrar sin cargos, sin control y sin límite de edad.
En relación con el anonimato, es curioso darse cuenta que incluso antes de entrar por primera vez en la red, nos podamos sentir incitados a jugar a adquirir falsas identidades, a transgredir los límites de género o a adoptar caracterizaciones variadas: violentas, amenas, fluidas. Se miente sobre edad, sexo, peso, etc. Sin consecuencias sociales, el comportamiento puede desinhibirse para lo social y lo sexual. Este anonimato facilita la comunicación abierta y franca con otros usuarios y puede aumentar la sensación de comodidad, porque hay una disminución de la capacidad para buscar y detectar los signos de sinceridad y desaprobación que sí se propician en la expresión facial, como ocurre en las relaciones interpersonales en vivo.
Respecto a la asequibilidad, las personas pueden pasar horas en la red en la intimidad de su propia casa participando en fantasías imposibles en la vida real.
Puede ser una maravillosa vía de escape de los problemas de la vida real por personas que no son capaces de afrontarlos.
¿Cuáles son las señales de alarma que nos pueden indicar una adicción al sexo en internet?
En algunas ocasiones y para algunas personas, a medida que empiezan a sentirse cómodos con las formas de sexo virtual pueden experimentar cambios en su comportamiento o señales de advertencia que pueden darnos la pista de que se han hecho adictos:
– Habitualmente gastan cantidades significativas de tiempo en las salas de chat y mensajería privadas con el único propósito de encontrar pornografía en línea o cibersexo.
– Se sienten ansiosos por encontrar actividades en línea sobre sexo.
– Participan en fantasías sexuales que no suelen llevarse a cabo en la vida real.
– Prevén la próxima sesión en línea con la expectativa de que van a encontrar excitación sexual o gratificación. A menudo pasan de cibersexo a sexo telefónico o a sexo real.
– Esconden sus interacciones en línea a su entorno más significativo.
– Sienten culpa o vergüenza acerca del uso de la red.
– Se masturban mientras buscan pornografía o con el chat erótico.
– Invierten menos tiempo en sus relaciones sexuales reales o prefieren la pornografía o el cibersexo como principal forma de gratificación sexual.
Perfil de la persona ciberadicta
Las personas ciberadictas son un grupo oculto, la actividad la realizan en soledad, y creen que son los únicos que viven la locura del problema, no entienden por qué han caído en los hábitos de los chat o lugares que visitan, los grupos a los que se suscriben, o la naturaleza de los sitios porno que visitan, y se sienten impotentes para detenerlo.
Etapas de la adicción al sexo en internet
La adicción al sexo en internet puede clasificarse en cinco etapas sucesivas e interdependientes:
- el descubrimiento,
- la experimentación,
- la escalada,
- la compulsión y, finalmente,
- la desesperanza.
La progresión a través de las etapas y el cambio del uso al abuso puede ser gradual, o puede ocurrir de repente.
Factores de riesgo
Hay ciertas características de personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones (introversión acusada, baja autoestima, nivel alto de búsqueda de sensaciones); déficit en las relaciones interpersonales (fobia social); déficit cognitivo (fantasía descontrolada, atención dispersa y tendencia a la distracción); alteraciones psicopatológicas, etc.
Para finalizar…
Resulta poco probable que las personas con adicción al sexo en internet lleguen a la terapia con este problema como su queja principal. Es muy frecuente racionalizar o negar la adicción a internet. A causa de la naturaleza obsesiva de sus comportamientos sexuales y el contenido vergonzoso de los mismos, los pacientes tienden a mentir y a evitar contar sus historias y acciones verídicas. Un problema de adicción a internet puede sugir como una queja sobre un trastorno del sueño (bien porque no pueden dejar de descargar imágenes o por no querer terminar una sesión de Chat), como una amenaza o pérdida real de trabajo, como un problema de pareja, o incluso como un hecho delictivo (incluyendo el acoso sexual). Lo más frecuente resulta que sean las cuestiones relacionadas con los problemas de pareja el motivo principal para acudir a consulta.
Pero no te preocupes si tú o algún familiar o pareja está pasando por esto… todo tiene solución. Consulta con tu psicólog@ o sexólog@. Ellos sabrán cómo ayudarte.
Texto basado en el artículo: Sánchez Zaldívar, S., & Iruarrizaga Díez, I. (2009). Nuevas dimensiones, nuevas adicciones: la adicción al sexo en internet. Psychosocial Intervention, 18(3), 255-268.
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