Daniel Goleman definía el wifi neuronal en su libro «Inteligencia Social» como esa capacidad innata y natural de empatía que tenemos todas las personas. Me gusta ese término para explicar cómo siente una persona altamente sensible (PAS). En mi opinión, las personas altamente sensibles, tienen/tenemos un wifi neuronal de alta potencia.
Creo que la mejor forma de comprender el término es sentirse identificado con las historias de otros. Eso es por la empatía que todas las personas tenemos, que nos sentimos identificados con las emociones de otras personas.
Ser altamente sensible tiene mucho que ver con la empatía. Al parecer, los estudios muestran que las neuronas espejo de las personas altamente sensibles muestran mayor actividad. También se ha visto más actividad en áreas vinculadas a la conciencia y el procesamiento de la información sensorial.
Tener alta empatía entre otras cosas implica sentir lo que sienten otros. El término utilizado por Goleman (wifi neuronal), se refiere a las a las neuronas espejo. Pues parece ser que las personas altamente sensibles tenemos ese wifi neuronal de alta potencia. Es algo que trae cosas positivas y no tan positivas. No por ser más potente es mejor. Simplemente es diferente.
He de decir también que cada persona altamente sensible es diferente, que no todos sentimos o percibimos igual, que hay grados y matices. De la misma manera que no hay dos personas tímidas iguales o dos personas extrovertidas iguales. Entonces no quiero que se tomen mis historias como medida o referencia de nada, solo son mis historias; igual de válidas que la de otra persona altamente sensible completamente diferente a mí o con diferentes gustos.
Yo nunca me he autodefinido como altamente sensible, me definieron especialistas de la psicología. Y digo DEFINIR y no DIAGNOSTICAR. Porque la alta sensibilidad es un rasgo de personalidad, no un trastorno. Y entonces, cuando profundicé en lo que conlleva este rasgo de personalidad, fue cuando comprendí muchas cosas. Y comprender y poder ubicar en el mundo nuestra manera de sentir y percibir es bastante relajante. Es como poner una pieza más en el puzzle del autoconocimiento.
Vivencias personales derivadas de la alta sensibilidad
Historias como no poder llevar calcetines cuando era cría (alguna amiga del cole aun me lo recuerda jajajaj) o la conexión con los animalitos salvajes del campo o con las plantas y la tierra, oler la lluvia antes de que llegue o saturarnos bastante rápidamente con estímulos sensoriales internos y externos suele ser algo que nos define bastante.
O haber ido a una discoteca solo una vez en mi vida… ¡solo una! porque cuando entré allí, el ruido (al que algunos llamaban música) y tanta gente alrededor me dolía. Literalmente. La música a esa potencia me reventaba los oídos y el cuerpo entero. Así que… otra rareza más. La adolescente “rara” que no va a discotecas porque le duele. Lo que no sabía entonces es que esa “rareza” es simplemente que tengo el nivel de saturación sensorial diferente a otras personas que soportan esos golpes muy bien, incluso que los disfrutan.
Sí, seguramente hay pas que disfrutan de la música superalta y de las aglomeraciones pero después necesitan un tiempo para recuperarse.
Creo que ningún ser humano es indiferente a la música. No, no entro a una discoteca ni aunque me paguen. Pero disfruto infinito escuchando una música que me resulte agradable. Recuerdo cuando mi padre me llevó al Palau a escuchar la interpretación del Concierto de Aranjuez… yo era muy pequeña… pelos como escarpias. Brutal. Excepcional. Esa sensación se me ha quedado grabada en la memoria. He ido a otros conciertos de música instrumental y a veces me he quedado dormida. Quiero decir, que no porque sea música clásica o sea música instrumental me fascina. Son ciertas piezas, ciertos acordes, ciertas composiciones que para mí son pura magia y los percibo con tanta intensidad que me dan la vuelta al estado de conciencia y me hacen trascender más allá del espacio y del tiempo.
Emocionarse con un amanecer dicen que es cosa de personas altamente sensibles. Yo antes no sabía que había personas que no se emocionaban con un amanecer. Ver salir el sol reflejándose en el mar es algo extraordinario. Para mí es imposible no emocionarme, aunque lo haya visto cientos de veces. Es una reacción normal por la intensidad del momento. Al parecer, para las personas pas, es más intenso que para otras personas. Todo es más intenso, todo está amplificado. Eso dicen. Y entonces se nos hace un nudo en la garganta de ver esa todopoderosa inmensidad.
La empatía de las PAS
Ser pas significa sentir lo que siente el otro. La persona con la que estás. El wifi neuronal de alta potencia se activa solo y captas las emociones fácilmente. Rabia, alegría, miedo, tristeza… No importa que la otra persona te diga que se siente mal o bien. Porque percibes el fondo. Las palabras pueden mentir. Los gestos y las emociones no mienten nunca. Y a veces, si se intenta mentir con el lenguaje corporal porque está estudiado, pasa como con los políticos que tienen el discurso y la postura ensayada y parecen actores de teatro; bastante malos, por cierto.
Cuando trabajaba y llegaba por las mañanas a la oficina y ya estaba allí mi compañera y le veía con una sonrisa muy concreta le decía: “buenos días, ¿qué te pasa?” Y entonces ella se echaba a reír de verdad porque le daba risa que me diese cuenta de que no se encontraba bien a pesar de su sonrisa. Mi compañera también tenía una sensibilidad extraordinaria.
El otro día me encontré con una persona por la calle. Iba desesperado y había bebido bastante. Me pidió ayuda para llamar a emergencias. No por el alcohol, sino por algo más terrible. El tema de llevar alcohol o alguna otra droga o sustancia o medicamento en el cuerpo distorsiona un poco las emisiones de ese lenguaje sutil y es más complicado darse cuenta del interior de esa persona. Al menos a mí me resulta más complicado. Así que tuve que hablar un poco con él y fijarme bien para ver que estaba sumido en un mar de oscuridad total y real. Porque a veces, la primera reacción cuando ves a una persona que anda mal por la calle es apartarte de ella, por miedo.
Cuando eres pas sientes el océano de oscuridad de esa persona y si no tienes cuidado, te hundes en él durante un buen rato. De ahí la importancia de saber identificar las emociones y saber cuáles son nuestras y saber cuáles son de otros, aunque no podamos hacer nada para dejar de sentirlas. Pero tenemos que saber gestionarlas; si no, estamos perdidos.
Me senté con él a hablar un rato hasta que llegaron los servicios de emergencia. Y durante esa conversación empaticé más todavía y hasta le saqué una sonrisa del recuerdo de su infancia. Y esa sonrisa auténtica me removió por dentro toda entera. Como un huracán de alegría de ver una chispa de esperanza fugaz iluminando ese abismo en el que lleva sumergido tantos años.
Al sentir ese abismo, tu deseo instintivo es querer sacar a esa persona de ahí. Y te vienen millones de ideas a la cabeza, que gracias a la lógica que todavía mantienes, acabas descartando; porque si no, mi casa estaría llena de personas y de animales que necesitan ayuda. Y eso no es realista, ni posible, ni sostenible.
Cuando me marché después de hablar con la policía, esta persona me lanzó besos de agradecimiento sincero al aire y no dejé que viese que mis ojos se habían humedecido y que mi garganta estaba comprimida. Ya lloré cuando llegué a casa, con toda tranquilidad. Y me liberé de tanta intensidad. Así funcionamos las pas, sabiendo gestionar y liberar las emociones para no enfermarnos. Y es fundamental aprender a poner límites.
Es muy importante para todo el mundo, básico y vital para gozar de buena salud, tener una buena gestión emocional. Pero para las personas pas es algo imprescindible.
Se dice que a las personas altamente sensibles nos gustan los temas profundos, pero de todo hay. Tal vez conversar sobre el color de las cortinas o del maquillaje, sobre lo que se va a hacer para cenar o sobre alguna teleserie de televisión no sea lo que más nos apasiona ni lo más relevante. O sí. Pero a mí no. A mí me gusta conversar sobre temas de esos que no tienen explicación ni respuestas contundentes. Me gusta sacarle punta al tema metafísico y conecto con personas con esos intereses. Parece que así podemos dejar procesando eternamente las ideas sobre esas cosas… y como no tienen respuesta y no tienen fin, se quedan pululando continuamente por nuestras neuronas… ¡y acabamos saturados también jajajaja!
La necesidad de sentirnos entendidos
Algo que nos pasa a todos, también a las personas pas, es que nos gusta sentirnos entendidos por los otros. Pero eso no siempre ocurre a un nivel profundo. Porque tal vez los otros no sienten de la misma manera. Ninguna persona en el mundo siente exactamente igual que otra, aunque exista muchísima conexión y empatía. Otra cosa que hemos tenido que aprender las pas es que hay personas, la mayoría, que tienen unos niveles sensoriales y de procesamiento diferentes a los nuestros. Por eso tal vez jamás nos puedan entender desde la sensación. No porque no quieran, sino porque sus sistemas sensoriales y de procesamiento o de empatía son distintos. Pero sí pueden entendernos desde la lógica si saben que nuestro sistema neuronal empático y de procesamiento sensorial funciona distinto.
¡Ah! Y no. No me gusta especialmente la poesía. No a todas las pas nos gustan las mismas cosas. Jussss 😀
La importancia de la autorregulación de las PAS
Yo lo que hago, cuando estoy especialmente saturada es salir a caminar por el campo, a nadar en el mar o hago meditación y me quedo en un estado de conciencia especial donde todo desaparece. Así me autorregulo.
Cada persona, seamos pas o no, tenemos que encontrar qué es aquello que nos autorregula de los estímulos externos e internos.
Si tienes dudas de si tu manera de sentir es por ser pas u otra cosa, acude a un psicólogo que tenga conocimiento del rasgo. Ya casi todos los psicólogos lo conocen. Porque a veces, el rasgo pas tiene similitudes con otras cosas. Y nos autoencasillamos en rasgos que no son o en trastornos que no son. Y digo psicólogo y no coach (por muy experto en alta sensibilidad que sea) porque un psicólogo tiene competencia para diferenciar un rasgo de personalidad de otra cosa como un trastorno de personalidad. La personaliad en todos sus matices es un continuo de más a menos. Y hay criterios muy claros establecidos para diagnosticar trastornos o definir rasgos. Un coach no tiene esa competencia. Y después, una vez tengas claro que eres pas, ya vete con quien quieras a gestionar el rasgo 😀
Recuerda que esto es solo un artículo de opinión. Si quieres informarte sobre el rasgo PAS, acude a fuentes científicas o a páginas especializadas sobre el rasgo PAS.
Feliz momento.
Hola Nieves. Acabo de leer tu artículo. Desde que conocí la palabra empatia descubrí lo mucho que yo lo soy. En mi infancia me descubrí muy diferente a los amigos con los que jugábamos a todo en una infancia muy feliz. Pero a mí gustaban las plantas y las flores. Evitar el zufrimiento de animales y personas. Recuerdo llorar por ver quemados los árboles y de llorar de alegría cuando llovía. Con 11 años me iba solo a recoger semillas de pinos y palmeras para plantarlas después de las lluvias. Como tu dices hay que poner límites o la sociedad te aplasta y excluye. También sigo escuchando la radio por la noche. Empecé escuchando todos los programas sobre lo sobrenatural que estaban en muchas emisoras. Fui vegetariano y estuve suscrito más de 15 años a la revista integral. Eso sí me encanta bailar la música de los 80 en una pista de baile jaja. No si soy un Pas. Solo sé que mi adolescencia juventud fueron toda una lucha de incomprensión y soledad. Un besote y que tengas un feliz sombreado y refrigerado verano.
Gracias por el comentario, José Carlos. Resueno bastante con tu vivencia. Lo importante, seamos como seamos, es que estemos agusto con nosotros mismos a pesar de sentir que a veces vamos contra corriente.